El arbitraje hoy.

Por: Joel Márquez

Twitter: @JoelDeAMarquez

En la viña del Señor hay de todo. Lo mismo sucede en el arbitraje, todos podemos tener malas tardes o noches al dirigir un encuentro, no deja de ser una actividad humana, en la que se cometen aciertos o errores. El silbante se puede equivocar, y más cuando el dinamismo de un partido, te crea un escenario en donde la experiencia no precisamente significa un buen arbitraje.

Apreciar y juzgar de manera acertada una jugada no es tarea fácil, se tienen pocos segundos y a la velocidad del encuentro no es tarea fácil. Si se le suma la presión en el estadio, en la cancha, con los que tratan de influir en las propias decisiones arbitrales, y sin el buen entrenamiento de los hombres de negro, entonces las cosas se complican. Más aún, las presiones de los medios y de los mismos directivos o de las comisiones (a su vez presionadas por los anteriores), hacen que cada día la situación se agrave.


Todo esto lleva a que la tarea no sea todo lo fácil que deseamos y que por consecuencia siempre aparecerán actuaciones deficitarias. Lo vimos en el Clásico Español, entre Real Madrid en contra del Barcelona donde uno de los mejores árbitros Alberto Undiano Mallenco le quedo grande el encuentro. Árbitros sin personalidad, en ocasiones tan rudos otras veces tan blandos, que terminan sucumbiendo ante la presión lo cual ha llevado a ver encuentros con errores que terminan afectando el espectáculo.

Habrá que iniciar un movimiento renovador a nivel mundial con grandes instructores que puedan lograr el cambio, con mayor independencia de la dirigencia del futbol. Sé que esto es posible y que se puede lograr con un verdadero trabajo profesional de mediano y largo plazo.



Ya en el fútbol nacional, lo que sí no es posible aceptar o permitir es lo que vimos el sábado en la cancha del León, con un juez como Marco Rodríguez, que no vio o no quiso marcar el penal por acción imprudente de Márquez sobre Pavone; cae dentro de lo anterior, debemos aceptarlo aunque no es lo mejor; pero que se haya sacado dos tarjetas seguidas al mismo Rafa Márquez por acciones que no le correspondían no puede ser aceptado.

ChiquiMarco es dado a realizar este tipo de expulsiones con las grandes figuras, como si quisiera demostrar poder ,ser la figura del encuentro y ser aún más grande que ellos. Esto no se pude pasar por alto, es delicado. Aún se recuerdan sus negros, cuando expulsó a Hugo Sánchez, o la expulsión a Ricardo Peláez cuando jugaba para Chivas en la cancha de Toluca; incluso las actuaciones en algunas finales en Monterrey con aquella doble amarilla de a torero. Hay muchas otras más que lo han llevado a ser criticado seriamente por su deseo de protagonismo.

Este árbitro mundialista, está muy consentido, se le permiten ya muchas cosas, desde no entrenar, no pasar las pruebas físicas, dar charlas como si fuese instructor. El gran intocable y puede hacer lo que quiere, nadie le dice nada, ni la misma autoridad de nuestro fútbol mexicano que pueda pararse frente a él con la autoridad correspondiente como para decirle que ese no es el camino.

Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre, Esos extremos son muy peligrosos, y se puede prestara graves mal interpretaciones. Muchos pensamos igual sobre el tema, pero contados los que criticamos públicamente, esperemos se tomen medidas al respecto y dejen de haber protegidos.