La Giralda presume orgullosa de ver al Sevilla

Enlace permanente de imagen incrustadaEl Sevilla, que adoleció de muchas cosas gran parte del partido, que eternamente está ligado con el sufrimiento y que con mucho corazón llegó a la final, venció al Benfica en penales, para verse campeones de la Europa League, donde continua la maldición de Guttman, siendo ya la octava final perdida por el equipo lusitano. 

Por Genaro García Rojas:

Sin dejar atrás sus antecedentes, sus valores y estructuras míticas que los acompañarán toda su historia, ni el Sevilla, ni el Benfica le fueron infieles a su historia. Los sevillanos guerreros, valientes y por momentos dominadores y ofensivos, mientras que los lusitanos, arriesgados, verticales, pero sin negar la cruz de su parroquia, indecisos. 

Cada que pasa un año más en Benfica, cada que pasa una final más para los portugueses, cada que pasa un trofeo más sin ser de ellos, pareciera que el único brujo sin registro es el único veraz en la historia de la humanidad. Béla Guttman y su maldición de los 100 años de sequía continental para las águilas lusas sigue presente en las canchas junto al Benfica a más de 30 años de su muerte.

Enlace permanente de imagen incrustadaUn partido de ida y vuelta, de más entrega y corazón que de calidad, sobre todo en la segunda mitad. Los primeros 45 minutos fue ligeramente superior el cuadro lusitano, donde incluso el arquero portugués del Sevilla Beto, fue figura. 

Instalados en la segunda mitad, el partido se rompió en medio campo y se volvió vertical, con muchas oportunidades para ambos bandos, pero claramente mejor el dominio de balón español, aun que los lusos tuvieron las más claras, esas que si fallas, luego te sepultan, sobre todo en finales malditas.

La ausencia del gol determinó el alargue de partido, 30 minutos más de agonía para los aficionados que se dieron cita en el nuevo estadio de la Juventus. Pero ni los tiempos extras cambiaron la tónica, de ahí que el juego se fue a los penales, donde se dice es un volado para cualquiera, pero siempre la última vuelta de la moneda en el aire determina al campeón, más cuando la presión y un fantasma maldito sentencian las mentes de los jugadores. 
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En los penales otro fantasma apareció, éste benéfico, un ángel de la guardia dirían los sevillanos, el fantasma de Puerta que los alentó a ser campeones, donde plantel y afición celebraron el triunfo con Beto como figura tapando dos penales. La alegría apareció  para los campeones, la tristeza de nuevo para los eternos subcampeones, al menos en los siguientes 48 años en lo que acaba la maldición, o Eusebio hace algo desde los terrenos celestiales.  

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El Sevilla de Emery entra los anales del club y el futbol, festejando su tercera copa continental, al son de su himno de guerra, ese himno que sólo expresa, el verdadero valor del equipo; "Ejemplo de Sevilla mía, familia roja y blanca del Sánchez Pizjuan, un corazón que late gritando Sevilla , llevándolo en volandas por siempre a ganar" Y es por eso que los de Sevilla gritan y comparten la gloria en su escudo, porque; "la giralda presume orgullosa de ver al Sevilla" jugar. 




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