Cuando se decidieron los rusos, empataron el partido. Pero el miedo fue más, y se conformaron con un punto ante Corea del Sur, que propuso el juego. |
Rusia y Corea del Sur firmaron tablas en un partido igualado de principio a fin y en el que a ambos les costó lanzarse a por el partido ante dos planteamientos extremadamente conservadores. El peso del partido lo llevó el equipo ruso pero sin alardes y sin perder nunca el orden táctico que caracterizan a los equipos de Fabio Capello.
Los rusos trataban de percutir sobre todo por las bandas pero la buena organización coreana propició que no tuvieran demasiada claridad a la hora de meterle mano a la zaga asiática, que esperaba a salir a la contra con las diagonales de sus hombres más veloces.
La operación bandas no terminaba de funcionar y Rusia echaba de menos la creatividad de Dzagoev para tratar de romper el orden marcial de equipo sur coreano, que proponía un juego bastante plano en la salida y que no tuvo complejos en retrasar el balón para entrar en un bucle de posesión sin profundidad en zonas de escaso peligro.