Mexicanos son la joya de la Casa Blanca

Mexicanos son la joya de la Casa Blanca
Por Genaro García Rojas:

Hablar de la Casa Blanca es nombrar a uno de los templos más sagrados del deporte, un emporio absoluto que gobierna España y con frecuencia Europa. En ella habitan parte de los más grandes futbolistas del orbe y solamente por detrás de suelo norteamericano, basquetbolistas de enorme valía.

Año con año, el Real Madrid protagoniza campañas formidables, agranda su historia, roba reflectores en competencias continentales e internacionales, realza su valor cada apertura de mercado de fichajes, y reafirma su condición de gigante. En sus rosters pasan genios del balón y la duela, provenientes de todas partes del mundo. Pero esta temporada; por destino, coincidencia o como lo queramos llamar, han sido los mexicanos -un par de 14´s- los que han sacado a flote este monumento de embarcación al cierre de ciclo.

Para estás instancias del andar deportivo, los merengues ya saben si lograron sus primeros objetivos. Con ello viene inmerso estar peleando el liderato de la liga y estar instalado en las fases finales de los torneos europeos. Hoy, debido a las sendas colaboraciones de los connacionales, están cumpliéndose las metas primarias.

GRAN TRIUNFO DE ARTURO MACÍAS, TRES OREJAS EN LA FERIA DE SAN MARCOS.

Cortesía
Rotundidad ha sido la palabra clave para describir la actuación de Arturo Macías esta tarde en la Feria de su tierra, dos actuaciones sólidas y llenas de temple y garra torera. Macías se llevó el mejor lote del encierro de Teófilo Gómez y ha salido a hombros de la afición que le vio nacer como hombre y como torero.
La primera faena a un buen astado que dejó estar Macías, de rodillas frente a toriles con largas afaroladas le dio las buenas tardes. Luego de empujar que el astado empujara fuerte en el peto, Macías quitó chicuelinas y por tafalleras, de muleta los cambiados por la espalda seguidos con los remates de pecho hicieron desprender los olés. Por derecha tandas de garra obligando a pasar al burel por su engaño.
El astado al final se quedaba a medio viaje y Macías se metió entre los pitones, pegándose un arrimón ante sus paisanos, ajustando las distancias y con despaciosidad obtuvo las embestidas ante el agrado de su gente. Al final los pases en redondo y la estocada entera para llevarse una oreja.